Cuando voy a Cuernavaca, por la carretera libre, me gusta recordar las circunstancias de la muerte de Francisco Serrano y de quien lo mandó matar, como animales, a el y otros doce o trece. ¿Por que? Para recordar que no debo de confiarme de ninguno que diga que su intención de ser Presidente / Gobernador / Senador, etc. es ver por mis intereses. Cuando al asesino le llevaron el cadáver de Serrano al Castillo de Chapultepec, donde esperaba para certificar que había muerto, el asesino dijo, en burla de quien había sido su amigo: "ah que Panchito, mira nomás como te dejaron", viendo el cadaver perforado de numerosas balas.
Entre la gasolinera y Tres Marias hay trece cruces para recordar a estos mártires. Recuérdenlos cuando pasen por ahi. A mi me gusta saludarlo, diciendo. "¡buenos dias, mi general!" Y no se crean lo que les dicen los políticos.
Unos meses después murió el asesino, de manera violenta y por la Gracia de Dios.
Mira m'hijo, ahí donde ves esas cruces, mataron a un general de la Revolución. ¿Quien era, jefe? Búscalo en los libros de historia. Ah, pos 'ta güeno.
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