El dolor y ciencia de una decepción amorosa
(traducción libre de un artículo publicado en msnbc.com hace tiempo. El artículo no es mio, pero no recuerdo el autor. Mis disculpas)
El sentimiento del amor es muy potente, pero su disolución es aun mas potente.
“No eres tú”, dijo Julia
“Es que el momento, bueno, no es el mejor”.
No recuerdo toda la banalidad, las frases trilladas dichas a una persona que hasta ayer conocía yo muy bien. Me sentí desconectado y fuera de mi. Como cuando había yo estado en un terrible accidente de tráfico cuando niño y sabía yo que algo me había pegado de costado y tomado completamente por sorpresa.
Julia huyó del restaurante después del golpe de gracia. Era el día de San Valentín y el lugar estaba abarrotado con parejas celebrando el día. Logré levantarme después de un rato y me dirigía havia la salida, caminando por las calles en un estado mental disasociado provocado por el shock.
Nos habíamos conocido hacia casi un año en una conferencia sobre las novelas de D. H. Lawrence. No entendí en absoluto los puntos mas finos de “Women in Love”, pues estaba yo distraído con las facciones, ojos grises, su largo cabello rubio en una trenza francesa, y su figura a la vez voluptuosa y atlética. Su belleza me había atrapado y era imposible soltarme.
Con mis novias anteriores, el sexo había sido una diversión exhilarante, tan divertido como una resbaladilla en una alberca. Pero la emoción comenzaba a bajar, mientras me acostumbraba yo a las curvas en la resbaladilla. Esto no me había sucedido con Julia. Por ahí del sexto mes me di cuenta. Habíamos dejado de tener sexo y habíamos comenzado a hacer el amor, una diferencia que parecía haber sido inventada por los “expertos” en relaciones románticas.
Conforme nos acercábamos a nuestro primer aniversario, me encontré unido a ella de una manera que no había yo sentido previamente con otro ser humano. Julia era la mujer mas inteligente y mas fascinante que hubiera yo conocido. Ella me hacía sentir inteligente, ingenioso, atractivo, digno, en pocas palabras, un triunfador.
Es difícil imaginar un mejor tinglado para una caída estrepitosa.
En la última década, los psicólogos evolucionarios, neurocientíficos e investigadores farmacéuticos por igual han empezado a iluminar el área fascinante de una decepción amorosa. Las fuerzas que unen a dos personas son muy poderosas, pero la disolución de un amor es aun mas poderoso, es un trauma para el cerebro y para el cuerpo que el algunos casos es imposible de diferenciar de una enfermidad mental.
Por ejemplo, en un estudio del Journal of Personality and Social Psychology, investigadores descubrieron que de 114 norteamericanos que habían sido rechazados románticamente en el periodo de 8 semanas previo al estudio, un 40% seguía en una depresión, y el 12% en una depresión moderada a grave.
“Un corazón roto por una decepción amorosa es uno de los eventos mas estresantes que puede padecer una persona,” dice David Buss, Ph.D., autor ode "The Evolution of Desire: Strategies of Human Mating." Solamente es peor, en el sentido de dolor psicológico, por eventos tales como la pérdida de un hijo o un niño.
El final de una relación de largo plazo puede ser extraordinariamente traumático, especialmente para un hombre cuya pareja lo ha engañado, cuando de súbito ella anuncia que quiere el divorcio o ella muere. Los investigadores han descubierto que el torrente de hormonas estresantes que acompañan a tales eventos puede debilitar el corazón, razón por la cual tanto laicos como psicoanalistas le han dado el nombre de Broken Heart Syndrome. (http://www.msnbc.msn.com/id/26980587)
Y aun cuando el corazón no haya sido roto literalmente, la decepción amorosa puede ser letal de otras maneras. Los rechazados se suicidan a una tasa tres a cuatro veces mayor que la tasa de mujeres rechazadas. Y las mezcla de pena y alcohol casi siempre despacha a una legión mas de hombres por los accidentes automovilísticos, peleas y diversas desgracias, que no son nombradas como suicidios en los certificados de defunción.
Entonces, ¿por que duele tanto una decepción amorosa? Para responder a esa pregunta, primero hay que entender lo que de veras se está perdiendo.
Deseo sexual, Atracción y Apego
El amor puede parecer una fuerza solitaria, pero los expertos ahora saben que hay por lo menos tres factores que nos empujan a la reproducción. Cada uno de esos titiriteros, básicamente independientes uno de otro, guían nuestras acciones a través de diversos neurotransmisores y caminos en el cerebro.
El más primitivo de estos impulsos es el deseo sexual, que nos impulsa a buscar relaciones sexuales con una variedad de parejas. El deseo sexual se alimenta básicamente de testosterona tanto en hombres como en mujeres. El escaneo con formación de imágenes por resonancia magnética funcional (fMRI) ha localizado dos áreas del cerebro fuertemente asociadas con esta hormona del deseo sexual: el hipotálamo, localizado muy adentro de nuestro cerebro reptiliano y la cercana amígdala cerebral, parte fundamental del procesamiento y memoria de las emociones fuertes.
El segundo y mas potente de nuestros impulsos reproductivos es conocido simplemente como “atracción” en pájaros y mamíferos y como amor romántico en los humanos. A diferencia del impulso del deseo sexual por procrear con todos, el amor románticos es un sistema que enfoca nuestra energias intensamente y selectivamente en una pareja preferida. Es lo que sentimos, en otras palabras, cuando conocemos a la “pareja ideal” y nos fijamos la meta de ganar su corazón. Desde un punto de vista evolucionario, es un impulso altamente adaptable que hace que mantengamos la vista en el premio y nos evita el desperdicio de tiempo y recursos en prospectos no óptimos.
Estudios de neuroimagen en hombres y mujeres que están “locamente enamorados” revelan actividad elevada en la parte del cerebro llamada área tegumental, o VTA. “Esta es una parte muy primitiva del cerebro que apareció muy temprano en nuestra vida evolutiva”, dice Lucy Brown, PhD, una neurocientífica investigadora en el Albert Einstein College of Medicine, en Nueva York. Las células en la VTA hacen y distribuyen dopamina, un neurotransmisor crítico para la motivación y recompensa. Los impulsos de dopamina nos hacen buscar alimentos, agua, sexo y amor y cuando nuestra búsqueda tiene éxito, nos recompensa. “La dopamina”, dice Brown, “aparentemente lleva un mensaje básico cuando el amor es correspondido. “Esto es buen o”, nos dice, “esto es crítico para nuestra superviviencia”.
Nuestro tercer sistema es llamado “apego” en los animales y “amor de compañía” en los humanos. Aunque menos dramático que los otros dos, este impulso es crítico en asegurar los lazos vitales para el cuidado cooperativo de los padres. En los cuentos de hadas, el apego es el “vivieron felices para siempre”; en la vida real, este al menudo desaparece cuando los hijos han crecido. (Nota del Traductor: esto sucede por ahí de los siete años de edad del hijo mas pequeño, cuando este ya no necesita a ambos padres para sobrevivir).
El apego no es cuestión de todo o nada, sino un proceso gradual que parece ser facilitado por otras dos hormonas que inundan el cerebro durante la intimidad: la oxitocina, llamada el compuesto del acurrucamiento; y la vasopresina, un péptido que calma la tensión y que hasta el momento no tienen ningún sobrenombre interesante.
En un intento por clarificar que es lo que pasa cuando el apego es roto, Todd Ahern, PhD, un neuro científico investigador en el Yerkes National Primate Research Center de Atlanta, examinó el impacto del súbito retiro de la compañera en el comportamiento del ratón campestre, un roedor altamente social conocido por su comportamiento monógamo. “Los machos que pudieron permanecer con sus compañeras no mostraron problemas en las pruebas estándar que usamos como modelos para depresión”, dijo él, “pero los machos cuyas compañeras fueron retiradas se desempeñaron muy mal”. Cuando a los ratones campestres les fue dada una droga que actúa en contra de la hormona que produce el potente estrés, su desempeño se normalizó. Los ratones a los que se les permitió permanecer con su pareja no mostraron mejoría alguna por el uso de esta droga. La hipótesis que emerge, dice Ahern, es que los efectos de la separación son dobles: deja a los machos carentes de compuestos que alivien el estrés, como la oxitocina, y eleva el nivel de hormonas estresantes. El resultado es la decepción amorosa y en algunos casos, la depresión.
Tan curiosos como son estos descubrimientos, los investigadores conceden que son solo el principio para descubrir la cambiante interacción de genes, químicos cerebrales, y cominos neurales involucrados. “El amor es una bouillabaise en el cerebro”, dice Helen Fisher, PhD, profesora de antropología en Rutgers University y una eminente investigadora en la biología del amor, “y no estamos ni remotamente cerca de conocer todo lo que sucede en esa sopa de químicos”.
El dolor de una decepción amorosa
Si Julia hubiera roto conmigo antes o mas tarde en el desarrollo de la relación, mi decepción hubiera tomado una forma distinta. Todo lo que sé es que los ingredientes en la sopa de químicos en mi propio cerebro hervían el día que ella me rechazó y vació el caldero en mis piernas.
En los días, semanas, y meses que siguieron a mi masacre del Día de San Valentín, es difícil decir que fue lo que mas me dolió. En el sentido de estado de ánimo, el desánimo persistente alternados con altas de ansiedad, fue un equipo que me hizo casi imposible dormir o comer. Además, un comentario a cada uno de estos sentimientos se unía a cada uno de los pensamientos e imágenes que me interrumpían tanto de día como de noche.
Cuando me venían imágenes de Julia fornicando con alguien nuevo, me entraba rabia y fantasias de venganza. En otras ocasiones, me encontraba yo reviviendo memorias de ella en sus momentos mas dulces, mas cariñosos y mas vulnerables. El impulso de confortarla y hacerla feliz eran peor tormento que los pensamientos de ahorcarla.
Cuando me encontraba yo catalogando sus perfecciones, trataba, en vano, de negar cada una de ellas con un defecto, pero eso también servía para hacerla mas humana y entrañable.
La desesperanza obsesiva es infinitamente creativa, tiene la inteligencia para saber que es lo que la persona que sufre menos quiere oir. Es como estar atrapado en una caja con un altavoz que amplifica tu propia voz, continuamente transmitiendo tus fallas, Nada de lo que hacía servía para callarme.
En una pista paralela a todo esto corrían las maquinaciones de un adicto. La necesidad de tener una dosis de la droga llamada Julia brotaba con casi cualquier cosa, un poco de su perfume, un lugar que visitábamos, canciones en la radio, un carro que se asemejara al de ella. No podía escapar ni en sueños, tenía yo sueños recurrentes de que ella no se había ido, dueños que se convertían en pesadillas cuando despertaba.
Después de dos meses de esto, traté de reemplazar a Julia con otra mujer. Esta mujer era amable y bonita, pero su aroma era empalagoso por dulce. Cuando me abrazó, todo lo que pude hacer fue abstenerme de escupirle. No era Julia y esto era algo que yo no me podía perdonar.
Cuando Julia y yo estábamos juntos, la deseaba yo intensamente por el placer que ella me producía. En su ausencia, el placer ahora parecía cualquier tontería. Lo que yo deseaba de ella era un remedio para mi dolor.
Ahora es fácil saber por que la selección natural favoreció a la capacidad de nuestros ancestros de sentir la recompensa del amor, lo que Fisher ha llamado el opio de la mente/cuerpo del triunfo romántico. Es mucho mas difícil entender por que también se ha heredado la capacidad para sufrir cuando el amor falla.
“De la misma manera que la evolución ha instalado mecanismos de recompensa que inundan nuestro cerebro con placer cuando tenemos éxito en el amor,” explica Buss, “también nos ha equipado con circuitos cerebrales que nos causan un profundo dolor cuando fallamos”.
Intuitivamente, esto no tiene mucho sentido. Dado como nos incapacita la decepción amorosa, ¿no estaríamos mejor con genes que nos permitieran recuperarnos, el tipo de genes que nos permitieran encogernos de hombros ante el rechazo y continuar sin perder el paso? Como cualquier rechazado que llora, y se pregunta sin terminar, ¿qué posible bien puede venir de tan persistente dolor?
“Hay una aceptación básica para decir que solo los estados que nos hacen sentir bien son adaptativos, y que las cosas que nos hacen sentir mal con patológicas”, dice Matthew C. Keller, PhD, profesor asistente de psicología en la Universidad de Colorado en Boulder. “Pero existen muchos estados indeseables, como el dolor, la fiebre, nausea, y diarrea, por ejemplo, que definitivamente no son agradables, pero son altamente adaptativos."
Protesta y Claudicación
En el libro “A General Theory of Love”, tres psiquiatras investigadores dicen que el rechazo romántico da lugar a una respuesta en dos fases en humanos asi como en otros mamíferos. Durante la fase inicial de protesta, nuestros cerebros son inundados con dopamina extra, norepinefrina y otros compuestos excitatorios, dejándonos mas obsesionados, llenos de energía y mas desesperadamente enamorados que nunca. Tal “frustración de atracción” provee la motivación extra necesaria para reconquistar a nuestra amada.
“Cuando algo es profundamente importante para nosotros, tiene sentido que no nos demos por vencidos fácilmente, “ dice Arthur Aron, PhD, profesor de psicología social en Stony Brook University.
Con la ayuda de escaneo de fMRI, Aron, Fisher y Brown han empezado a descubrir los caminos neurales que impulsan tales esfuerzos. Los primeros escaneos de voluntarios que estaban “verdadera, loca y profundamente” enamorados mostraron patrones de actividad que recuerdan el patrón de actividad cuando se ha inhalado cocaína. Un estudio posterior de individuos decepcionados que habían sido recientemente rechazados por sus parejas que aun adoraban mostraron actividad en algunas de las regiones básicas que se iluminan con una adicción. Pero había cambiado de lugar ligeramente, a regiones que se ven en los apostadores compulsivos que desean un gran triunfo.
En otras palabras, parece que nos convertimos en drogadictos a los que les falta su droga. Por un momento, dice Fisher, las neuronas que se han acostumbrado a la recompensa de los químicos del amor se convierten en aun mas activos cuando tales recompensas son retrasadas. El sistema se limita solo cuando la droga nunca llega, y la desesperación de la decepción amorosa, la resignación, comienza a asentarse.
Con el abandono de toda esperanza frecuentemente viene un profundo pesimismo y la auto recriminación sobre todas las maneras en que fallamos. Aunque es profundamente desagradable en ese momento, los biólogos evolucionarios sospechan que tal introspección forzada es necesaria para que aprendamos de nuestra pérdida. “Cuando has sufrido una derrota en la vida,” dice Keller, “no es sano sentirse optimista." El dolor y pensamientos obsesivos de una decepción amorosa nos fuerzan a echar marcha atrás y realmente pensar y revisar las cosas sucedidas, examinar nuestras estrategias y errores antes de correr e intentarlo nuevamente.
Otro sello de esta etapa: las lágrimas; Las lágrimas emocionales están ligadas al sistema límbico del cerebro, el lugar de la regulación emocional. Nadie sabe exactamente que quiere decir esto, ni siquiera si las lágrimas son terapeúticas. Un estudio hecho en 2008 por la Universidad del Sur de Florida muestra que casi el 90% de los adultos holandeses entrevistados encontró algún tipo de alivio de la tristeza en las lágrimas.
Las lágrimas pueden tener otro propósito crítico también, son una señal a tus amigos y personas amadas que necesitas su apoyo social. “La investigación ha mostrado”, dice Keller, “que llorar da lugar a comportamiento empático por parte de los amigos, hace que ellos quieran ayudar a la persona que está sufriendo."
Quizá mas curioso de todos los síntomas de la decepción amorosa es la dramática pérdida de peso, que parece, a nivel anecdótico por lo menos, afectar mas a los hombres que a las mujeres. Una teoría es que permitía a nuestros antecesores atrincherarse y sobrevivir en raciones reducidas mientras estábamos aun afectados por la pena. En tiempos antiguos, la cacería era ciertamente un evento peligroso, que demandaba máxima concentración. Confundido por la decepción amorosa, la pérdida de apetito puede haber sido una estrategia para salvar la vida. Perder algunos kilos, si; pero no perder la vida.
En tiempos modernos, naturalmente, ha emergido una nueva ventaja para muchos de nosotros, una que la naturaleza ciertamente no pudo haber predicho. Como ejemplo, para aquellos de nosotros que tenemos la tendencia a subir de peso con alegría, no hay nada como la pérdida de un amor para llevarnos de regreso al trabajo de combatir el aumento de peso.
“Desde el inicio de los tiempos,” escribió Kahlil Gibran, “el amor no conoce su profundidad hasta que llega el momento de la separación”. En mi caso, la poesía de Philip Milito está mas cerca de mi caso personal. “Deseamos, de la misma manera que un perro dos veces envenenado, mira un tercer pedazo de carne”.
Esta hambre abruma mi capacidad de resistir mas veces de lo que quiero recordar. A veces le hablaba a Julia, tarde por la noche, esperando que confundiera mis valientes palabras de borracho por cerveza con algo mas, aunque no se exactamente que. Las primeras veces que hablé, ella respondía al teléfono y parecía, por un momento, casi amable. Ella me confirmó que no era yo, sino que los dos nos habíamos encontrado en una época incorrecta de la vida.
A partir de ahí, invariablemente se deterioraba. Yo le preguntaba de la manera mas tranquila si me podía dar una segunda oportunidad, y cuando ella me respondía que no, yo presentaba mi caso con mayor desesperación. Cada vez terminaba con la misma humillación: yo le rogaba llorando y ella continuaba tranquila e inamovible.
Eventualmente dejó de responder a todas mis llamadas.
Así que pasaba yo frente a su departamento tarde por la noche, checando si las luces de la recámara estaban encendidas y checando si había vehículos extraños en el estacionamiento. Durante el último periodo de acechanza, subí las escaleras y levanté la mano para tocar a la puerta. Algo me detuvo pero no se exactamente que fue. Tan irrevocable como era la pérdida de su amor, quizá supe que aun podía yo perder mas.
La última vez que vi a Julia fue en un lugar que frecuentábamos. Yo jugaba volibol con algunos amigos cuando llegó con un tipo al que no había yo visto antes. Con un brazo llevaba una nevera y una toalla de playa. El otro brazo lo pasó alrededor de la cintura en bikini de ella y la sostenía bien junto de él. Parecía ser solo músculo y quijada. Lo desprecié intensamente, pero a ella la odié aun mas.
Se ha dicho que el opuesto del amor no es el odio, sino la indiferncia. Por un momento, nuestras miradas se cruzaron. Mi mirada continuó siendo de devoción y enemistad. Pero los ojos de Julia voltearon hacia mi sin ni siquiera piedad ni resentimiento, solo algo mas cercano a una total indiferencia. En ese horrible instante, tuve la primera esperanza de que alguna vez pudiera yo unirme a ella en esa indiferencia.
Pero mientras te acercas, el dolor parece igual al anterior, algo ha cambiado. La costra ha caído y dado lugar a un callo. La herida aun duele, pero no es tan fresca ni tan profunda.
Y así continua, el torno continua girando hasta que disminuye su velocidad de manera tan gradual que no puede determinarse exactamente cuando paró.
Al final de las 5000 yardas que nado de practica todos los viernes, me meto a la tina caliente para relajarme con mis compañeros de equipo. Me estoy acomodando una bolsa con hielo cuando una mujer que no había yo visto antes sale de la piscina y se acerca a nosotros. A través de las ventanas, el sol que se pone ilumina su silueta y muestra su ágil cuerpo en una luz naranja. Por primera vez en una eternidad, mi corazón se acelera ante la vista de un cuerpo femenino.
Es absolutamente hermosa, su cuerpo curvilíneo y muscular, su ojos almendrados, su largo y lustroso cabello castaño, sus labios llenos y carnosos. Estoy seguro de haber visto a cientos de mujeres que son objetivamente hermosas en el año y medio transcurrido desde el rechazo de Julia. Pero esta es la primera vez que me ha movido. Me di cuenta de ella en la práctica de natación del día de hoy, es mas, me topé contra la orilla de la piscina mientras la observaba yo al nadar bajo el agua. Por eso traigo una bolsa de hielo en el hombro.
“Hola,” nos dice a todos. Entra en el Jacuzzi, y su muslo roza mi rodilla ligeramente, y me preguntó si tendré que mover de lugar mi bolsa de hielo. “Soy Jenny,” dice ella. “Casi siempre nado con el grupo de la mañana.”
Mis compañeros casi se tropiezan, tratando de llamar su atención. A mi casi se me ha olvidado como flirtear así que solo saludo y me uno a las bromas.
Un tipo llamado Mike señala que la práctica matutina inicia a las cinco de la mañana y pregunta como le hace para levantarse a esa hora y nadar en la oscuridad, preguntándole a Jenny.
Sonríe ella y dice: ”admito que la vista es mas hermosa a esta hora”, mientras ve el atardecer.
“Deberías venir a esta hora para que nosotros tengamos una vista que admirar”, le dije a ella, viéndola rápidamente.
Aunque parezca tonto, mi piropo la hace sonrojar. Meses mas tarde, cuando estamos en la cama juntos y soy mas feliz de lo que yo recuerde haber sido alguna vez, Jenny me dice que fue ese cumplido el que encendió la mecha para ella.
Durante la parte mas pesada de mi decepción amorosa, estaba yo convencido de que nunca pasaría yo de ser un hombre dañado por esta decepción. En el momento no lo pude ver, quizá estamos hechos para no poder verlo, pero un corazón roto se va templando por la pérdida. Cuando finalmente emergemos y continuamos adelante, nos encontramos con que somos mas sabios, bendecidos con empatía y que no estamos ciegos al poder que el amor mantiene en nuestras vidas. “Estamos hechos para amar y volver a amar”, dice Helen Fisher, con palabras que resuenan con mi experiencia personal.
Ahora se que nada va a borrar todas las trazas de Julia que hay en mi corazón, pero con este nuevo amor, ya no me importa. De hecho, estoy agradecido y tengo la esperanza que me haya perdonado de la misma manera que yo finalmente la he perdonado.
Consejos para un corazón roto:
¿Ayudar a tu amigo?
Que hacer (y no hacer) por un amigo con una decepción amorosa
La estrategia: Vamos a gastar dinero
El veredicto: Olvídalo
Las personas que están tristes están dispuestas a gastar cuatro veces mas dinero que aquellos que no lo están, según un estudio hecho en 2008 en Psychological Science. Y eso es peligroso para tu amigo. Las investigaciones hechas en UCLA encontraron que si un hombre siente que está fuera de control, le tomará mas tiempo recuperarse de una decepción amorosa. Planea un viaje con los amigos que pueda alejarlo físicamente de ella, pero escoge un lugar que no afecte las finanzas de tu amigo.
La estrategia: Rodéalo de mujeres
El veredicto: Hazlo
Los hombres que han sido rechazados se preocupan de que no puedan volver a encontrar pareja, según un estudio de 2008 hecho por Evolutionary Psychology. “Mientras mas opciones sienta que tiene, mejor se sentirá de sus futuros prospectos,” dice Carin Perilloux, Ph.D, un psicólogo en la Universidad de Texas en Austin. Llévalo a lugares donde pueda conocer mujeres, a lugares donde haya una seria desproporción de mujeres sobre hombres.
La estrategia: Déjalo llorar en tu hombro
El veredicto: Olvídalo
Cuando la gente vuelve a vivir la pena de un rompimiento, tienden a permanecer mas tiempo en sus emociones negativas, dicen investigadores de la Universidad de Columbia y de la Universidad de California en Berkeley. Así que si empieza a lloriquear, recuérdale todas las veces que ella lo irritó. Un estudio hecho en 2006 publicado en la revista Emotion muestra que las personas con decepciones amorosas tienden a salir más rápido e la depresión cuando están enojados con sus ex.
La estrategia: Distraelo con ejercicio
El veredicto: Hazlo
Ve al gimnasio, únete a una liga de beisbol, o empieza a entrenar para una carrera de 10 kilómetros. Sea lo que sea que escojas, tendrá algo que esperar en sus tiempos libres, el tiempo libre que pasaba con su ex. El ejercicio regular también hará que su cerebro haga mejor esfuerzo en segregar los químicos necesarios par a salir de la depresión. “Además, el ejercicio hará que sienta mas atractivo para las mujeres”, dice Peilloux.
Como el amor puede confundirte
Claro que la quisiste con todo el corazón, pero tu cerebro también jugó un papel importante. Cuando estás enamorado el área ventral tegumental de tu cerebro segrega dopamina, la hormona que enseña a los adictos a desear crack. De ahí, la dopamina viaja al cortex prefrontal y cortex cingulado, donde se une a su primo químico, la norepinefrina, para crear el “éxtasis del enamorado”. Une a estos dos con los sentimientos de apego generados cuando tu hipotálamo segrega oxitocina y tienes la receta de una adicción a todo vapor. Por eso estás en problemas cuando esta combinación de drogas decide empacar sus maletas y salir por la puerta.
Visitas de la última semana a la página
Conversaciones entre el Llaverito y Yo
Welcome!!
Why am I doing this? Well, just to write down some things that come to me now and then. It is mainly for my own entertainment, but I also use it for more serious things, like studying and reviewing things I like. I also tell publicly what I should be telling privately. It is written both in English and Spanish but not side by side. Some things sound better in English and some sound better in Spanish.
You are welcome to nose around.
Why am I doing this? Well, just to write down some things that come to me now and then. It is mainly for my own entertainment, but I also use it for more serious things, like studying and reviewing things I like. I also tell publicly what I should be telling privately. It is written both in English and Spanish but not side by side. Some things sound better in English and some sound better in Spanish.
You are welcome to nose around.
Excelente y ademas muy cientifica la explicación.
ResponderBorrarQue complicados comos los seres humanos no?
La vida es mas sencilla , debemos ser felicices y disfrutar el dia a dia de una manera sana !!!
Nunca hay que dejar de ser quien somos .
Kisses for you
excelente
ResponderBorrarGracias por esto. Tal vez entendiendo 'científicamente' qué es lo que pasa...uno logre sobrellevarlo de la mejor manera.
ResponderBorrarhey amigo excelente, asi que se concentra un caldo de hormonas y toxinas en el cerebro, waaaoooo.......
ResponderBorrarYa veo porque no se puede controlar toda esta galaxia de emociones..!!!
no hay nada peor que una desilusion cuesta mucho seguir adelante
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